(...)- Soy el doctor
Porta -sin inmutarse- Estoy aquí para informarles sobre el estado de su hijo.
-¿Me vas a decir
no has visto lo que ha ocurrido aquí hace un momento?
-Sinceramente, no
sé a que se refiere.
-Una bandada de
mariposas acaba de salir del interior de esta habitación y ha huido por esa
ventana –apuntando con el tembloroso dedo hacia ésta(...)
H.,colocándose apresuradamente las gafas de sol y todavía lívida por el frío y la experiencia
vivida(...)
-¿Tienen ya los resultados?, ¿Se trata de algo grave?
–imploró la mujer entre resuellos.
El doctor Porta, detrás de las gruesas lentes de sus gafas,
la examinó con atención, deteniéndose muy especialmente en los cristales de las
de H., y en el arañazo que su hijo había
marcado sobre su cara. Ella, como teniendo algo que ocultar, inclinó la cabeza.
El médico se sumergió de nuevo en la lectura de los
resultados de los análisis mientras sus dedos, amarillentos por la nicotina,
sujetaban los documentos.
-En las pruebas neurológicas practicadas no se han
encontrado evidencias de patología grave. Será necesario realizar nuevas
exploraciones para dilucidar el origen de su desorden de conducta. No
descartamos pruebas sicológicas
-Sería mejor que
entrara usted en la habitación. Alguna enfermera ha olvidado apagar el aire
acondicionado-indicó H. El antiguo termómetro de mercurio en la pared indicaba unos plácidos 19 grados(...)
Al salir de la estancia, el doctor Porta se detuvo unos instantes para observar como una mariposa negra levantaba el vuelo desde el quicio de una ventana. Continuando despreocupado su camino, no advirtió el gran número de ellas que se había concentrado en la fachada del edificio.
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