miércoles, 19 de febrero de 2014

LA CAZA

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http://youtu.be/BjUhnYIxEHg


Una prueba de maldad yacía sobre el terreno. Un rastro de sangre y destrucción que llegaba desde donde danzan las llamas de los espíritus en el Cielo de la noche[1], conducía directamente hasta su hogar, sembrando la duda y el temor. Mamut reposaba en gran número sobre la pradera sin que su carne apenas hubiera sido consumida. Los cadáveres de sus hijos y mujeres, sin haber sido enterrados, descansaban diseminados a lo largo del interminable sendero[2] que conducía al Gran Puente de Tierra[3], victimas de una migración sin fin. Oso de Cara Chata[4], Lobo o Cuervo disfrutaban por turnos del festín. Las numerosas huellas continuaban su camino en dirección a su paraíso.











".......Matan por matar, sin siquiera disculparse ante el alma de Mamut, viajan sin mujeres, niños ni ancianos, que yacen ahora dispersos en el terreno ya que no resistieron la insensata marcha. Abandonan sus muertos a su suerte cuando su Aliento se separa de éstos y permiten que Lobo se sacie con ellos..." 



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Mamut, era de las mayores piezas, con su giba repleta de grasa y sus enormes colmillos para competir contra otros machos o escarbar bajo la nieve en busca de hierba. 
Cuando era cazado se les acorralaba en gargantas y se les encaraba cuerpo a cuerpo con los venablos, cuyas puntas, para causar el mayor daño posible, se desprendían -junto con parte de las lanzas- en el interior de sus robustos cuerpos. Sobre todo se atacaba en las partes más vulnerables, en el ano y bajo las ingles.
- Esta vez no corráis riesgos inútiles. No será posible cargar con su carne a través de las montañas- Precisó Águila Calva, consciente de la profecía. 

Activar este enlace cuando finalice la pieza de música anterior
















































Águila Calva, para distraer a los más pequeños, les relataba en las veladas alrededor del fuego cómo, en compañía de sus antepasados, que habían atravesado la Montaña Gigante de Hielo hasta alcanzar su Paraíso, cazaban al Caribú  

                                                                           
                                   



"...cuando el animal se encontraba situado en la parte baja de una colina, nos aproximábamos a la manada con  infinita paciencia. Desde lo alto de ésta nos arrastrábamos por la nieve contra Viento, camuflados con la ayuda de la piel y la larga cornamenta de algún ejemplar ya sacrificado, que nosayudaba a pasar desapercibidos adornando nuestras cabezas y cuerpos. Los tímidos animales, temerosos del hombre, hubieran reaccionado espantados si hubieran atisbado la  menor anomalía pero nuestra prudencia y larga experiencia nos otorgaba siempre  una gran ventaja. Cuando considerábamos que se había conseguido la suficiente proximidad, nos incorporábamos  en silencio y con la ayuda de un atlalt[5]








arrojábamos las mortíferas lanzas a mayor distancia y precisión, haciendo blanco casi sin excepción"






En esta oportunidad el resbaladizo piso de la roca hizo a Pequeño Hermano Que Habla perder pié y  cayó desde una altura considerable. Un alarido de espanto  atravesó el cañón entero

 



 Los animales, desbocados, abandonaron velozmente el lugar mientras que los cazadores, alarmados al ver la caída y al reconocer inmediatamente la voz del muchacho, se dirigieron raudos hasta su posición
El muchacho, horrorizado, alzó su mirada, temiendo que a su Aliento le había llegado el momento de la Gran Travesía. Un ser imponente, bajo la pavorosa cabeza y la  piel de Oso de Cara Chata, le apuntaba, casi acariciando su ojo, con la tosca punta de  su lanza.




                        





[1] Se refiere a la Aurora Boreal. Ésta era conocida en latitudes tan meridionales gracias a las leyendas transmitidas por los antepasados de los primeros nativos que habitaron en Yellowstone. Según cuenta la Sagrada Palabra de los ancestros, revelada por los descendientes de dichos nativos:
“.....os socorreré en vuestro  peregrinar, invocando la ayuda de los espíritus de Cielo, para que alimenten sus fuegos y que las llamas de sus hogueras dancen en la oscuridad de la noche e iluminen vuestro camino hacia el nuevo hogar.....”
[2] Durante la última glaciación se abrió un enorme corredor en la gran masa de hielo que  ocupaba parte de Norteamérica, atravesándolo paralelo a las Montañas Rocosas en su lado oriental y conectando la parte norte con el resto del  continente.
[3]Al descender el nivel de las aguas debido a la glaciación, Beringia, la franja de tierra situada entre Norteamérica y Asia en el actual estrecho de Bering,  emergió por encima del agua, quedando sólo algunas partes de esta cubiertas por el hielo.
[4]  Se refiere al oso de hocico corto(o de cara chata), una especie extinta que habitaba Norteamérica en la época de la última glaciación y célebre por su agresividad y por su corpulencia(más de 800 kilos y cuatro metros de altura cuando permanece en pie)
[5]Este arma consistía en un palo tallado terminado en uno de sus extremos en forma de gancho o de muesca realizada en la madera, donde se apoyaba la punta de los venablos en el momento de lanzarlos.  Permitía mayor precisión e impulso a los lanzamientos de éstos.
(N. del T.) En español a este artefacto se le conoce como estólica o lanzadardos.




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