miércoles, 5 de marzo de 2014

AGRADECIMIENTOS

Me gustaría ofrecer mis disculpas a H.W.K. por la publicación de un desafortunado artículo en el Wyoming Daily Chronicle el 29 de abril del año 2011 -para el que un servidor trabajaba en esa época- por no haber contrastado suficientemente y haber divulgado una información errónea que llegó a mis manos, hecho que contradice los métodos y ética periodística que se nos supone a la mayoría de los integrantes de la profesión. Asimismo quiero agradecerle su renuncia a ejercer acciones legales contra mi persona.

Tras haber  investigado a fondo la cuestión, he llegado a la conclusión de que la versión ofrecida en sus memorias es -sin discusión posible- la más veraz de cuantas se han propuesto hasta el momento. De igual modo, me gustaría desmarcarme de las opiniones vertidas por el protagonista de los hechos, así como mostrar mi más absoluto rechazo a sus actividades delictivas que hicieron un flaco favor a la conservación de especies protegidas, sin por ello admitir ni una sola palabra de las acusaciones de agresión difundidas en su contra.

También desearía aprovechar la oportunidad para recordar por su amable cooperación durante la etapa de recopilación y selección de los datos, a todos los herederos de la tradición oral de las distintas tribus indígenas que han habitado en Yellowstone, transmitida a lo largo de los milenios, y sin cuyas revelaciones hubiera sido imposible sacar a la luz esta historia.
Tampoco quisiera dejar de homenajear a algunos amigos que siempre me han alentado en momentos complicados: Me gustaría destacar a los excompañeros del periódico que siempre estuvieron a mi lado y a los que no puedo nombrar en esta dedicatoria. Gracias también a Reuben Clark por abrirme no solamente las puertas de su casa sino también las de su corazón, a Kevin Whitehead por su consejo y su ayuda en el desarrollo  de esta novela y a Daniel Pratt por su inestimable compañía. Me gustaría mencionar aquí a otros amigos europeos por brindarme su amistad en mi época de joven trotamundos por el “Viejo Continente” y en la que compartimos desde el mirador de San Nicolás de Granada “El atardecer mas hermoso del mundo”: a Manuel Díaz por su continuo apoyo durante años, a Juan Aguayo Suárez por su gran paciencia y comprensión, a Mª José Naranjo y Ola Grenner, (que también residen ahora en  los Estados Unidos)por haberme recordado siempre a pesar de la distancia y a Juan Antonio Herrera por haber creído en mí (cuando tan poca gente  lo hacía). Asimismo, me gustaría reconocer a Tora Sivertsen, mi amigo noruego, su gran apoyo moral en la publicación de esta obra y a Mohamed Khaitech por su perseverancia ante mi exasperante torpeza con el  francés.


                                    THE DESERT VOICE

No hay comentarios:

Publicar un comentario